SÁBADO SANTO
Durante el día sábado, como una viuda,
la Iglesia llora la muerte de su Esposo
¡Oh, Sábado Santo de Gloria!
Como una viuda, llora la Iglesia
la muerte de su Esposo,
está junto al sepulcro del Señor
su pasión y muerte meditando.
¿Ha descendido Jesús a los infiernos?
¡Sí! Pero no como parte de la paga
del pecado, sino, de la vida y
de su triunfo sobre la muerte
las almas de los justos liberando
y abriendo las puertas del paraíso;
¡Oh, Sábado Santo de Gloria!
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
la Iglesia llora la muerte de su Esposo
¡Oh, Sábado Santo de Gloria!
Como una viuda, llora la Iglesia
la muerte de su Esposo,
está junto al sepulcro del Señor
su pasión y muerte meditando.
¿Ha descendido Jesús a los infiernos?
¡Sí! Pero no como parte de la paga
del pecado, sino, de la vida y
de su triunfo sobre la muerte
las almas de los justos liberando
y abriendo las puertas del paraíso;
¡Oh, Sábado Santo de Gloria!
© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
Jesús ha muerto. Todo el día de hoy, su Cuerpo reposa en el sepulcro, frío y sin vida. Ahora nos damos cuenta de lo que pesan nuestros pecados. Jesús ha muerto
para redimirnos.
Estamos
tristes. La Virgen María también está triste, pero contenta porque sabe que
resucitará. Los Apóstoles van llegando a su lado, y Ella les
consuela.
Pasa el día unido a la
Virgen, y con Ella acompáñale a Jesús en el
sepulcro. Haz el propósito de correr al regazo de la Virgen cuando
te hayas separado de Él.
La Iglesia permanece junto al
sepulcro del Señor., meditando su pasión y muerte y aquél “descenso a los
infiernos” – al lugar de los muertos – que confesamos en el Credo y que
prolonga la humillación de la cruz, manifestando el realismo de la muerte de
Jesús, cuya alma conoció en verdad la separación del cuerpo y se unió a las restantes
almas de los justos. Pero el descenso al reino de muerte es también el primer
movimiento de la victoria de Cristo sobre la misma.
Hoy no se celebra sacrificio de
la Misa ni se recibe comunión – a no ser el caso de viático -, aunque se reza
la liturgia de las Horas. El altar permanece por todo ello desnudo hasta que,
después de la solemne Vigilia o expectación nocturna de la Resurrección, se
inauguren los gozos de la Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días
pasados.
Santa María del Sábado Santo, mantén encendida la luz de nuestra lámpara
No hay comentarios:
Publicar un comentario