Estringonia, Reino de Hungría - Székesfehérvár, Reino de Hungría
(975 †1038)
Esteban significa: "coronado" (estebo= corona).
Fue
justo, pacífico y piadoso, observando con toda minuciosidad las leyes
de la Iglesia y buscando siempre el bien de sus súbditos. Fundó varios
obispados y favoreció en gran manera la vida de la Iglesia.
Oh, San Esteban, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo, aquél que,
de alcurnia alta siendo, os hicisteis
el último, a imitación de vuestro Maestro,
Señor y Dios nuestro. Vuestro terrenal
poder, al servicio de los desposeídos y
menesterosos pusisteis, dando de vuestra
fortuna “in extenso”, tanto que, la gente
os gritaba: “¡Ahora sí se van a acabar
los pobres!”. “Ellos representan mejor
a Jesucristo, a quien yo quiero atender
de manera especial. Una cosa sí me he
propuesto: no negar jamás una ayuda o
un favor. Si en mí existe la capacidad de
hacerlo”. Muy a menudo, decíais. La fe
Católica expandisteis, tanto en su doctrina
y la física obra. Nunca la devoción por
Nuestra Señora dejasteis, para quien, y
en su honor, templos levantasteis y
la invocabais a cada instante y, con ello,
la idolatría y las falsías religiones
terminasteis. Un día cualquiera, perdisteis
a vuestro amado hijo, a quien formado
habíais como vuestro sucesor. Al saberlo
sólo exclamasteis: “El Señor me lo dio,
el Señor me lo quitó. Bendito sea Dios”.
Los últimos años de vuestra vida padecisteis
enfermedades que os fueron purificando
y santificando cada vez más. Y el día
de la Asunción de Nuestra Señora, fiesta
amada por vos, voló vuestra alma al cielo
así ganando, corona de luz eterna, como
justo premio a vuestra entrega de amor,
Santo conversor del reino de Hungría;
oh, San Esteban, caridad, fe y esperanza.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
de la vida y su amado santo, aquél que,
de alcurnia alta siendo, os hicisteis
el último, a imitación de vuestro Maestro,
Señor y Dios nuestro. Vuestro terrenal
poder, al servicio de los desposeídos y
menesterosos pusisteis, dando de vuestra
fortuna “in extenso”, tanto que, la gente
os gritaba: “¡Ahora sí se van a acabar
los pobres!”. “Ellos representan mejor
a Jesucristo, a quien yo quiero atender
de manera especial. Una cosa sí me he
propuesto: no negar jamás una ayuda o
un favor. Si en mí existe la capacidad de
hacerlo”. Muy a menudo, decíais. La fe
Católica expandisteis, tanto en su doctrina
y la física obra. Nunca la devoción por
Nuestra Señora dejasteis, para quien, y
en su honor, templos levantasteis y
la invocabais a cada instante y, con ello,
la idolatría y las falsías religiones
terminasteis. Un día cualquiera, perdisteis
a vuestro amado hijo, a quien formado
habíais como vuestro sucesor. Al saberlo
sólo exclamasteis: “El Señor me lo dio,
el Señor me lo quitó. Bendito sea Dios”.
Los últimos años de vuestra vida padecisteis
enfermedades que os fueron purificando
y santificando cada vez más. Y el día
de la Asunción de Nuestra Señora, fiesta
amada por vos, voló vuestra alma al cielo
así ganando, corona de luz eterna, como
justo premio a vuestra entrega de amor,
Santo conversor del reino de Hungría;
oh, San Esteban, caridad, fe y esperanza.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
OTROS SANTOS
Beato Ángel Agustín Mazzinghi. En Florencia, de la Toscana, presbítero de la Orden de los Carmelitas. (Siglo XV)
San Armaglio. Eremita (s. VI)
Beato Enrique García Beltrán. En la localidad de Benicasim, cerca de Castellón, en España, diácono de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que, sufriendo el martirio, tuvo parte en la victoria de Cristo. (Siglo XX)
San Frambaldo de le Mans. En el territorio de la Galia Cenomanense (Le Mans), san Frambaldo, monje, que pasó su vida ya en la soledad, ya viviendo en monasterios (c. 650).
Beato Gabriel Sanchís Mompó (José María). En la localidad de Picasent, en el territorio de Valencia, en España, religioso de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que, por la violencia de los enemigos de la Iglesia, emigró al Señor (1936). (Siglo XX).
Beato Juan Bautista Ménestrel. En un viejo navío anclado en el mar frente a Rochefort, en Francia, presbítero y mártir, que, durante la Revolución Francesa, condenado a galeras por ser sacerdote, cubierto de llagas llenas de gusanos consumó su martirio. (Siglo XVIII).
Beato Juan de Santa Marta. En Kioto, de Japón, presbítero de la orden de los Hermanos Menores y mártir, que, mientras era conducido al lugar del suplicio, iba predicando al pueblo y cantando el salmo Alabad al Señor, todas las gentes. (Siglo XVII).
Santa Rosa Fan Hui. En la aldea Fanjiazhuang, cerca de Wujiao, en la provincia china de Hebei, santa Rosa Fan Hui, virgen y mártir, que, durante la persecución desencadenada por los seguidores de la secta «Yihetuan», fue arrojada a un río recubierta de heridas, todavía con vida.
Santa Serena de Roma. Emperatriz, mujer del emperador Diocleciano. Convertida y bautizada por [San Ciriaco], practicó la religión católica en el palacio del emperador y salvó las vidas de muchos cristianos, interponiendo su valimiento ante aquel monstruo de crueldad. s. IV
San Teodoro de Sión. En Sión, en Valais, entre los helvecios (hoy Suiza), san Teodoro, primer obispo de aquella ciudad, que, siguiendo el ejemplo de san Ambrosio, defendió la fe católica contra los arrianos y veneró con magnificencia las reliquias de los mártires de Agauno (s. IV).
San Arcacio de Niconedia. En tiempo del emperador Licinio, dio testimonio de su fe en Cristo y,
apartándose del ejército, llevó vida solitaria en Niconedia. Finalmente,
vaticinando la futura destrucción de la ciudad, entregó su espíritu a
Dios mientras oraba (c. 358).
Santa Beatriz de Silva Meneses. Ceuta, África - Toledo, España (1426 †1490) Beatificada el 1926 por
Pío XI. Canonizada el 1976 por
Pablo VIBeato Enrique García Beltrán. En la localidad de Benicasim, cerca de Castellón, en España, diácono de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que, sufriendo el martirio, tuvo parte en la victoria de Cristo. (Siglo XX)
San Frambaldo de le Mans. En el territorio de la Galia Cenomanense (Le Mans), san Frambaldo, monje, que pasó su vida ya en la soledad, ya viviendo en monasterios (c. 650).
Beato Gabriel Sanchís Mompó (José María). En la localidad de Picasent, en el territorio de Valencia, en España, religioso de los Terciarios Capuchinos de la Virgen de los Dolores y mártir, que, por la violencia de los enemigos de la Iglesia, emigró al Señor (1936). (Siglo XX).
Beato Juan Bautista Ménestrel. En un viejo navío anclado en el mar frente a Rochefort, en Francia, presbítero y mártir, que, durante la Revolución Francesa, condenado a galeras por ser sacerdote, cubierto de llagas llenas de gusanos consumó su martirio. (Siglo XVIII).
Beato Juan de Santa Marta. En Kioto, de Japón, presbítero de la orden de los Hermanos Menores y mártir, que, mientras era conducido al lugar del suplicio, iba predicando al pueblo y cantando el salmo Alabad al Señor, todas las gentes. (Siglo XVII).
Santa Rosa Fan Hui. En la aldea Fanjiazhuang, cerca de Wujiao, en la provincia china de Hebei, santa Rosa Fan Hui, virgen y mártir, que, durante la persecución desencadenada por los seguidores de la secta «Yihetuan», fue arrojada a un río recubierta de heridas, todavía con vida.
Santa Serena de Roma. Emperatriz, mujer del emperador Diocleciano. Convertida y bautizada por [San Ciriaco], practicó la religión católica en el palacio del emperador y salvó las vidas de muchos cristianos, interponiendo su valimiento ante aquel monstruo de crueldad. s. IV
San Teodoro de Sión. En Sión, en Valais, entre los helvecios (hoy Suiza), san Teodoro, primer obispo de aquella ciudad, que, siguiendo el ejemplo de san Ambrosio, defendió la fe católica contra los arrianos y veneró con magnificencia las reliquias de los mártires de Agauno (s. IV).
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